A propósito de la presa y embalse de la Serena, uno de las expresiones más usadas cuando se habla de ella es el de obra faraónica.
Es evidente que el adjetivo parece usarse con cierta carga peyorativa,
pero es curioso que el uso del mismo se asocie en muchos casos a las obras
hidráulicas (y no solo a las presas) como medio de caracterizar un inadecuado (por
lo excesivo) dimensionamiento.
En efecto, algo faraónico (salvo que esté situado en Egipto
y se pueda datar en qué período dinástico se construyó) entendemos que es algo
de un tamaño enorme, a veces monstruoso y desde luego inapropiado.